domingo, 30 de noviembre de 2014

El "privilegio" de la Educación... con tecnología o sin ella...


Elaborado por José Luis Marrero @joseluismarrero

Este es un “cuento” que me llegó a través de Nathan W. Pyle / Via buzzfeed.com (@nathanwpyle) y me hizo pensar por qué el profesor (y todos, también los alumnos) debemos encontrar otros “lugares” en el aula, además del clásico de estar en la pizarra... que ayuden de verdad a que la educación sea de otra manera posible. Y esto… con tecnología o sin ella… pero con tecnología es sin duda más fácil encontrar nuevas formas. No hay que buscar excusas: como docente, me puedo ir al fondo de la clase y desde allí proyectar mi tableta en la pizarra, desarrollar una lección a través de proyectos, apoyarme en las bondades del aprendizaje cooperativo, etc. 

Lo traduzco del inglés (perdón por los errores que pudiera cometer). Pretende hacer conscientes a los alumnos del enorme privilegio de recibir educación. A mi, como docente, me hace reflexionar de la responsabilidad que tengo de llevar las mismas oportunidad educadoras a todos los alumnos en la clase, también a los que están “atrás”, a los que van un ritmo “más lento”, a los que vienen con la mochila cargada de “problemas en casa”, etc., etc., etc… 

¿Abrimos un debate de educación, tecnología y oportunidades para todos…?

Una vez vi a un profesor de secundaria que ponía en marcha un ejercicio simple pero muy ilustrativo sobre cómo estaban en relación el hecho de ser privilegiados y las relaciones sociales. Para empezar, le dio a cada estudiante del aula un trozo de papel y les pidió que lo arrugasen formando la típica bola de papel.


Luego, colocó la papelera justo delante, bajo la pizarra, más o menos a mitad de la misma.


Y les dijo: “el juego es muy simple. Cada uno de vosotros/as representa a un sector de la población. Y todo el mundo en la población de un país tiene la posibilidad de convertirse en ricos y pasar a formar parte de lo que se conoce como clase alta”


“Para pasar a formar parte de la clase alta, lo único que tenéis que conseguir es encestar vuestro papel en la papelera, lanzándolo siempre desde donde estáis sentados, cada uno desde su sitio”


Rápidamente, los estudiantes del fondo del aula elevaron la voz para quejarse y decir “eso es injusto”. Y es que podían ver cómo sus compañeras y compañeras sentados por delante en las filas… tenían mejores oportunidades de encestar.



Cada uno lanzó su tiro. Como se esperaba la mayoría de los estudiantes sentados delante consiguieron encestar (aunque no todos) y solo unos pocos estudiante del fondo lo consiguieron, frente a la mayoría de ellos que falló su tiro. 


Y el profesor concluyó el ejercicio diciéndoles: “cuanto más cerca estaba cada uno de la papelera, más posibilidades tuvo de encestar. Eso es lo que partir desde una posición de privilegio educativo permite. ¿Os disteis cuenta de cómo los únicos que se quejaron de la situación injusta fueron precisamente los que la padecían, los que estaban sentados al final de la clase?”


“Por el contrario, los que estabais sentados delante fuisteis menos conscientes de la posición de privilegio que teníais. Así somos cuando damos por hecho lo que tenemos porque hemos tenido la suerte de disfrutarlo casi desde nacimiento, por la familia en la que hemos nacido, o por la suerte de barrio en el que empezamos a vivir, o por la buena escuela en la que ‘caímos’ desde el principio”

“Tu tarea como estudiante que estas recibiendo una educación… es ser consciente de este privilegio. Y entonces, hacer un uso responsable de esa educación, en primer lugar aprovechándola muy bien y, en segundo lugar, salir en defensa de los que sin tanta suerte la vida les ha colocado en una posición de salida más difícil… en el fondo de la clase” 

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